Ay goei!

(hace un par de horas...)

La lluvia se acercaba, las nubes oscurecían el cielo. Urge terminar de arreglar el carro, para poder llevarlo a verificar y no tener problemas. Se paso el día rápido, no termine.

Vamos a comprar comida china, ligero, rápido, y diferente. Para poder llegar a la plaza, hay que pasar por un camellón en la calzada, por donde estos días se hace jardinería, podan pasto, siembran, cuentan cuantas latas de cemento que inhalan las dejan ahí tiradas, barrer brujería arrojada en los arboles, pájaros atropellados como con una aplanadora, etc.

¡Corre! Arroz, chop suey, pollo agridulce, costillas... ¡Regresa!

Ya de regreso, adelante va un monumento de mujer de cuarenta y tantos años, a la misma dirección que uno. Se le hace tarde, mueve sus curvas (dignas competidoras de la vieja autopista a Acapulco), de forma atractiva. No eres tan fisgón, y vienes pensando mil y un tonterías por hacer, la ves de reojo, pero el estrés te quita el gusto por ese buen vino. Te le adelantas por su costado izquierdo, saboreas en la nariz, ese aroma de piel perfumada, ella siente tu mirada, y el destino es cruel, que una piedra del tamaño de un botón de pantalón, te pega en la cabeza, arrojada por la maquina podadora que esta a 10 metros de ti! Dices, de la forma más ñera que pueda haber, una expresión de asombro/dolor que dice así: AY GOEI!!!

La dueña de esos muslos torneados, te responde: IDIOTA! MAJADERO! ESTUPIDO... su carnosa boca, se vuelve un concentrado de odio al machismo. Trotas, carcajeando por el momento, mientras te sobas la mejilla por el golpe de la piedra, no vale la pena pedir disculpas, ni aclarar lo sucedido, caminas una cuadra mas lejos, y aun sientes el odio, de esa mujer, que das gracias de que no sea tu familiar. Es más, agradece que ocurriera esto, al menos, ella sabe que existes.